8: Agua de horchata en el suelo.

Hoy comienzo con un nuevo capítulo de mi experiencia aquí en mi vidaescuela. Verán, primero de bachillerato lo considero uno de los mejores años. Aquél en el que la promesa de hizo evidente, maduré rotundamente y conocí personas incomparables. Pero también viví plenamente la crisis de SIGNOS dolorosa y desgastante. Fue un año en el cual fue recíproca la confianza entre la escuela y yo. Maduramos conjuntamente. Como escribí en mi texto final de secundaria, “SIGNOS me ha visto crecer y yo he visto crecer a SIGNOS”. En fin, como siempre me estoy desviando del tema, así que comienzo en el siguiente párrafo tratando de mantener un orden cronológico.

Fue la primer novatada en el nuevo. Ya no era más tradición la alberca, y estábamos en busca de nuevas formas de apropiación. Se rentó una pipa. La respuesta fue realmente buena. Todos nos divertimos mucho y nos sentimos por un momento unidos, afrontando el limbo de lo desconocido, de los comportamientos salvajes que nos traía el nuevo terreno.

Ese año cumplí quince. Mi mamá siempre quiso una fiesta; a mí me pareció una idea viable hasta pocos días antes, cuando concienticé que no me iba a ir de viaje sola nunca a ningún lado siendo menor de edad. Obviamente no compré ningún vestido tradicional, ni hubo misa o cosas por el estilo. Sino más bien una reunión con veinte amigos –aproximadamente- y una decena de familiares mayores. Quiero decir, sí tenía un vestido, y sí bailé un pequeño vals cursi con mi mamá y algunos amigos con cara de obligados, pero todo fue sencillo y divertido. Incluyendo el barril de cerveza y las piñatas que nos compraron a los jóvenes.

Para estas fechas, a mí me gustaba una persona –pocas veces he revelado su nombre, y no vale la pena hacerlo aquí, porque no fue tan relevante- que no actuaba ni intentaba nada aunque lo supiera. Pero no esperaba más, de todas formas. Hasta que llegó el Nimai que todos conocemos pero pocos sabemos su intenciones a adelantarle el camino. Podría decirse que lo logró principalmente con los viajes en el camión con música de banda y la canción de “Aldo” con Barba -quién ese semestre fue uno de mis confidentes y amigos íntimos-, sus sermones de física cuántica y relativista y alguno que otro coqueteo que tenía que ver con trenzas en el cabello.

El hecho es que después de largas crisis en las que me cuestionaba el dejar de lado la primera persona para estar y disfrutar a la segunda, me decidí, Y aunque yo era primeriza con todo asunto relacionado con besos, novios, quedantes, coqueteos, etcétera, un tal 23 de noviembre comenzamos a andar Nimai y yo. Los primeros meses fueron realmente memorables. Tengo escenas cerebrales en las que hace mucho frío y estamos apoltronados como gatos con bufandas tejidas, otras en las fiestas -inmencionables- de adolescentes con música a todo volumen y parejitas besándose en las paredes, o cuando fue la FIL de aquél año y tuvo lugar la presentación con mis padres. Pero no duró mucho el fanatismo, puesto que debido a irresponsabilidades fatales, el muchacho se fue de la escuela empezando el segundo semestre de preparatoria. Quiero decir, sufrí de otro abandono.

Este primer semestre se desarrollaba bajo un ambiente y contexto un tanto incómodo, porque aunque ya volvía a sacar buenas calificaciones, a comprometerme más con la escuela y el proyecto, renové mi imagen -corte de cabello y primer perforación- para completar ideologías, me había cambiado a historiadores como siempre deseé y me sentía -en cierto sentido- plena para establecer relaciones afectivas con personas nuevas, algo había en la escuela que no andaba del todo bien. Al principio todos pensamos que se trataba de la adaptación complicada que significada la nueva escuela, pero no sería sino hasta el segundo semestre que las cosas saldrían a la luz y bajo su propio cauce. Estábamos atravesando una crisis peligrosa y que cambiaría rotundamente la vida propia de SIGNOS y sus integrantes.

Creo conveniente parar un momento la historia aquí, porque es cuando termina el semestre y empieza otra fase en mi vida muy importante.






 Toda la escuela siendo felices en la primer novatada del nuevo SIGNOS.




Aquí Valeria, Emilio, Ximena, Naty, Daniel y yo acaparando cámaras -otra vez- el día de la novatada.











Mi primer perforación.
















Una foto de la que no sé si arrepentirme o no.





Y finalmente, mi corte rotundo de cabello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario