5: Nieve de tapioca.

Y aquí estoy de regreso con ustedes, lectores queridos de mi blog con capa (mi "super" blog, ja ja ja) para terminar con el segundo año de secundaria.


Estábamos en que Renée nos había abandonado por Angela y Ximena se había integrado a nuestro pequeño grupo. ¿Recuerdan que les dije que Angela aparecería constantemente en mi historia? Pues sí, a finales de año volvió de una manera más directa a mi vida y para no irse en mucho tiempo. Les contaré bien.



Hubo un momento en el segundo semestre de ese año en el que Naty se comenzó a acoplar en nuestro grupito, nunca nadie supo por qué hasta hoy. Resulta que Ximena se sintió muy confianzuda para agregarla de un día a otro, pero yo intenté resolver ese problema de una manera práctica: me salí del grupito, en pocas palabras, huí. No era que Naty me cayera mal, sino que solamente me sentía sustituida cruelmente. Pero mi huida me llevo a conocer y aprender de muchas situaciones que viví. Primeramente Angela y yo nos comenzamos a llevar civilizadamente, podíamos platicar sin agredirnos y podría decirse que en los últimos meses de segundo llegamos a ser buenas amigas. Durante ese año Renée intentó arreglar -con charlas en la banca del asador- el gran problema que habíamos construido conjuntamente, pero no funcionó sino hasta mucho tiempo después.



El hecho es que, comenzar a juntarme con Angela me cambió rotundamente, tanto en el ámbito de mis relaciones sociales como en mi propio carácter. Conocí a Aylin mejor durante se lapso de tiempo de segundo de secundaria y hasta me nos caímos bien, aunque ella ahora no recuerde haber estableció relaciones conmigo aquel año. También conocí mejor a Luis, en ese momento novio de Angela -el chico vampiro, por cierto- y me di cuanta que no era tanto la persona que yo buscaba para enamorarme a los trece años, y logró ser un amigo común para mí.



En este momento daría fin a este capítulo de mi vida, pero no puedo dejar de recordar a mi gran amigo de aquél año. ¡Qué amigo, hermano! Su nombre, Pacheco. Quiero decir, Luis Adrian, pero todos lo conocían mejor por su apellido. Él fue mi apoyo, mi todo en pocas palabras. Era como cinco años mayor que yo, pero jamas fue un impedimento para la gran amistad que se formó.



De ese año recuerdo mi obsesión por los vampiros y cualquier cosa que fuera negra; mis primeras indagaciones en la publicación de textos en Signaturas, con Sandra que jamás, jamás olvidare o dejaré de querer, la maestra que creyó en mí y estuvo para mí hasta que llegó el momento que dejara esta escuela;los cambios repentinos en mi cuerpo de puberta que no entendía; los amigos que se fueron, llegaron, se quedaron, huyeron. Recuerdo tantas cosas tan profundas y entrañables que no podría escribir aquí, porque tengo que pasar a contarles mi tercer y último año de secundaria que fue un extremo complicado en mi vida.









En esta foto afuera de la escuela, Pacheco y yo. Junio del 2011.





Dieguito de azul con una sonrisa mayúscula, yo de morado y trencitas, Aylin de blanco con la cabeza agrachada, Angela y Luis en el fondo derecho noviando. Mayo del 2011.







3 comentarios:

  1. No pos muy bien, que buena redacción, me gustó la parte en la que contaste sobre tu vida, sigue así.
    (Mire profe, estoy comentando, ¿ya tengo mis puntos?)

    ResponderEliminar
  2. Y las clases de teatro que ?? Esas marcaron tu vida Paulette.

    ResponderEliminar